domingo, 12 de junio de 2011

Clase #18

En esta clase, se empezó a hablar sobre la lírica barroca. En el libro, la lírica barroca hablaba sobre tres autores importantes. Dos eran de Europa, mientras que una era de América. La lírica barroca surgió como respuesta a la simpleza de la lirica renacentista. Esta lirica por ejemplo, era muy rebuscado y la forma era muy decorativa. Este rebuscamiento en la forma se llama Culteranismo, mientras que en el fondo es Conceptismo.

Cuando hablan de la lírica barroca, se hablan de tres autores. Uno, fue Luis de Góngora, quien nació y murió en Córdoba, España. El habla de temas variados, dependiendo en el público que tenga. Cuando era con el pueblo, su escritura era sencillo y natural, muy discreta y pensando en las masas. Pero en el culterano es muy diferente. Los poemas culteranos no son entendibles por el pueblo, y él se muestra como un revolucionario, caprichoso, exuberante y pomposos, mientras que su escritura es atrevida.

Después vamos con Francisco de Quevedo, quien era una persona cuyos temas, la mayoría del tiempo eran sátiras, las cuales hablaban de varios temas, aunque mayormente eran de temas políticos. Sus trabajos se dividían entre la prosa novelesca y la prosa didáctica. Sus temas eran mayormente para el pueblo.

Y después esta Sor Juana Inés de la Cruz, la cual era una poeta de México, la cual se volvió una monja a los 17. Su estilo de forma y fondo eran una combinación entre Quevedo y Garcilaso, pero sus temas eran mayormente sobre la religión, el amor, y la mujer, con un tono pesimista y una obsesión con la muerte.

Clase #17

En esta clase se siguió hablando un poco sobre el plan de evaluación, pero también se hablo mayormente sobre la lírica medieval y la lírica renacentista, y de uno de los autores durante la era renacentista, la cual fue Garcilaso de la Vega. El fue un poeta lirico prototipo del Renacimiento Español, quien es el que rompe con el modo de pensar y hacer de los tiempos medievales. Sus temas son mayormente sobre amor, aunque hay algunos motivos para que se pueda decir que su matrimonio no fue feliz. Cuando se ven los poemas, se nota que se tratan sobre el amor, pero tienen mucha tristeza también. El presenta a una mujer renacentista, la cual se caracteriza por ser rubia, piel blanca, y desdeñosa con el amor. El fue el escritor de la primera égloga.

Después de hablar un rato sobre esto, nos mandaron a hacer un cuadro comparativo entre la lírica medieval y renacentista, usando el Mío Cid y la Primera Égloga como ejemplos.

Lírica Modernista y Lírica Vanguardista

Actividades sobre los verbos

1.


Análisis de los verbos del poema:

Margarita está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar
un cuento:
Esto era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita, como tú.
Una tarde, la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.
Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.
Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.
Y el rey dijo: —«¿Qué te has hecho?
te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?».
La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
—« Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad».
Y el rey clama: —«¿No te he dicho
que el azul no hay que cortar?.
¡ Qué locura!, ¡Qué capricho!...
El Señor se va a enojar».
Y ella dice: —«No hubo intento;
yo me fui no sé por qué.
Por las olas por el viento
fui a la estrella y la corté».
Y el papá dice enojado:
—« Un castigo has de tener:
vuelve al cielo y lo robado
vas ahora a devolver».
La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.
Y así dice: —«En mis campiñas
esa rosa le ofrecí;
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí».
Viste el rey pompas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.
La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.
* * *
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
contar al que un día te quiso
un cuento.

---

Está: verbo copulativo, tiempo presente, modo indicativo
Lleva: modo indicativo, tiempo presente
Siento: modo indicativo, tiempo presente
Cantar: modo infinitivo, tiempo presente
Contar: modo infinitivo, tiempo presente
Tenía: Tiempo pasado, modo indicativo
Hecha: Tiempo pasado, modo subjuntivo
Vio: Tiempo pasado perfecto simple, modo indicativo
Quiso: Tiempo pasado perfecto simple, modo subjuntivo
Ir: Verbo impersonal, tiempo presente
Quería: Tiempo pasado, modo subjuntivo
Coger: Tiempo presente, modo infinitivo
Decorar: Tiempo futuro, modo infinitivo
Cortan:
Fue: Verbo impersonal, tiempo pasado
Hacía: Tiempo presente, modo indicativo
Siguió: Tiempo pasado, modo indicativo
Iba: Tiempo pasado, verbo impersonal
Estuvo: Tiempo pasado, modo indicativo
Miraba: Tiempo pasado, modo indicativo
Buscado: Tiempo pasado, modo indicativo
Hallé: Tiempo pasado, modo indicativo
Tienes: Tiempo presente, modo indicativo
Mentía: Tiempo presente, modo indicativo
Enojar: Tiempo futuro, modo infinitivo
Hubo: Tiempo pasado, modo indicativo

Fui: Tiempo pasado, modo indicativo
Corté: Tiempo pasado, modo indicativo
Dice: Tiempo presente, modo indicativo
Devolver: Tiempo futuro, modo indicativo
Aparece: Tiempo presente, modo indicativo
Ofrecí: Tiempo pasado, modo indicativo
Soñar: Tiempo futuro, modo infinitivo
Hace: Tiempo futuro, modo indicativo
Lucen: Tiempo presente, modo indicativo

Cuadro de comparacion entre la Lírica Medieval y Renacentista

domingo, 29 de mayo de 2011

Análisis de el poema Canción de Otoño en Primavera de Rubén Darías

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer.

Plural ha sido la celeste
historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este
mundo de duelo y aflicción.

Miraba como el alba pura;
sonreía como una flor.
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor.

Yo era tímido como un niño.
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño,
Herodías y Salomé...

Juventud, divino tesoro
¡ya te vas para no volver...!
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer...

La otra fue más sensitiva,
y más consoladora y más
halagadora y expresiva,
cual no pensé encontrar jamás.

Pues a su continua ternura
una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura
una bacante se envolvía...

En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebé...
Y le mató, triste y pequeño
falto de luz, falto de fe...

Juventud, divino tesoro,
¡te fuiste para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer...

Otra juzgó que era mi boca
el estuche de su pasión
y que me roería, loca,
con sus dientes el corazón

poniendo en un amor de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad:

y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la primavera
y la carne acaban también...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!...
Cuando quiero llorar, no lloro,
¡y a veces lloro sin querer!

¡Y las demás!, en tantos climas,
en tantas tierras, siempre son,
si no pretexto de mis rimas,
fantasmas de mi corazón.

En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!

Mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris me acerco
a los rosales del jardín...
Juventud, divino tesoro,

¡ya te vas para no volver!...
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer...
¡Mas es mía el Alba de oro!


Análisis:
Este poema es un poema la cual tiene unas diecisiete estrofas, las cuales tienen nueve silabas cada una, ya que son eneasílabos. Cada estrofa esta en forma de un cuarteto, y por eso, cada una de ellas tiene 4 versos, excepto en la última que solo tiene un verso, y las rimas son cruzados, con una formula de ABAB. Fue escrito por Rubén Darías, y se trata sobre alguien quien no ha podido encontrar amor, ya que cuando está en una relación, la mujer lo deja. Pero a pesar de esto, el narrador sigue buscando alguien quien lo ame.