domingo, 20 de febrero de 2011

¿Cómo seria el mundo si yo lo hubiera creado?


¿Cómo sería el mundo si yo lo hubiese creado?

En el comienzo, todo era oscuridad. Solo una diosa, yo, Victoria, era la única habitante del mundo vacío. Todo era frio, solo, y sin vida en el comienzo. Así que para no vivir en la soledad, decidí llenar y organizar el mundo. Un mundo en donde todos serian iguales.

Lo primero que cree un dios, al cual lo llame "Sol". Un dios cuya piel resplandece por una magia infinita, para que brillara sobre el mundo todos los días. Pero para que el Sol no reinara sobre la Tierra todo el tiempo, decidí darle un compañero, o mejor dicho, un enemigo. Esta fue, la Luna, la cual le roba la luz del Sol, y viven persiguiéndose, nunca encontrándose. Por eso es que el Sol y la Luna aparecen en tiempos distintos, y casi nunca están juntos. El Sol aparece durante el día, llenando el mundo de calor y luz, mientras que la Luna brilla con la luz robada del Sol, nunca pudiendo brillar tanto como el Sol.

Pero la piel del Sol era muy brillante, haciendo que la tierra se calentara demasiado. Para parar esto cree otros dioses menores, las Nubes. Este también era enemigo del Sol, y lo cubría con una manta gris, hecha por la Luna como una broma hacia el Sol. Esto sirvió para que la Tierra pudiera tener tiempo para que se enfriara, pero el Sol siempre ha vencido a las Nubes, y después de un tiempo, siempre, el Sol regresa, su piel resplandeciente como siempre.

Al crear el mundo, los espacios que estaban vacíos los llene con un líquido azul claro, el líquido milagroso, la cual lo llame "agua" y con una tierra de varias texturas; planas y desiguales, fuerte y suave. Pero la Tierra y el Agua tuvieron varias guerras entre sí, peleando para ver cuál era el que iba a dominar sobre el mundo, la cual el ganador fue el agua. Al ganar, el agua se esparció por todos lados, invadiendo y hundiendo algunas partes de la tierra, creando los mares, lagos y ríos. Pero, la tierra creo su propia guerra entre sí, la cual sigue hasta el día de hoy. Para entretenimiento, cree unas bestias cuya altura superaba las nubes, llamados Gigantes. Estos gigantes siguen peleando entre si hasta hoy en día, y sus guerras causan temblores increíbles que hacen que se rompa la tierra. Cuando los gigantes mueren, se van amontonando uno por uno, hasta que los cuerpos lleguen hasta la cima del cielo. Como monumento a los Gigantes, decidí darles un nombre a estos monumentos. Le di el nombre de "montañas".

Pero el Agua no escapo de los problemas tampoco, ya que las Nubes, para limpiar el manto con la cual cubría el Sol y al mismo tiempo hacerlo más pesado para que fuera más difícil para que el dios de la piel resplandeciente se lo pudiera quitar, necesitaban el agua de los ríos y de los mares. Cuando el manto de las Nubes absorbía el agua, era más difícil que el Sol pudiera quitarse el manto. Pero cuando lo hacía, como venganza hacia las Nubes, siempre exprimía el agua, haciendo que regresara a su hogar como "lluvia". Pero Nubes, muy persistente, siempre recolecta el agua, haciendo que este ciclo siga eternamente.

Pero igualmente, el planeta estaba muy vacío, pero ya no sabía que más hacer. Al exhalar, note que una corriente de algo frio pasaba por todo el planeta. Al ver eso, decidí unirlo al planeta, con el nombre de "aire", para que en los días muy calientes, la corriente de aire refrescara a los otros dioses menores. Pero, aunque ya no estaba vacío el planeta, los dioses estaban tristes. El Sol no tenía a quienes brillarle, las Nubes no sabía a quién proteger de la piel resplandeciente del Sol, y la Luna no tenía razón de porque quitarle la magia al Sol, y yo no tenía a quien mandar. El único ruido que se podía escuchar era el del aire.

Para solucionar este problema, decidí crear más bestias, pero no tan grande como los Gigantes. Estas bestias variaban de tamaño, color, peso, y hasta el sonido que hacían. La primera bestia que cree fue una bestia con una melena increíble, y cuyo tamaño era del mismo que un Gigante. Con su rugido podía hacer que el mundo llegara a un parado o que siguiera. A esta bestia lo llame "El Original". Cuando cree las otras bestias, El Original fue elegido para reinar sobre los otros animales con su increíble rugido. Los animales se dividieron, y con la ayuda de El Original y de los Gigantes, llegaron a los hogares. El Agua les permitió a los animales de tomar de su líquido, el Sol brillo para celebrar su llegada, y la Luna se escapaba del Sol con más entusiasmo.

Pero para mí esto no fue suficiente. Mientras que yo podía entender la lengua de los animales, ellos no podían entender mi lengua. Para poder tener compañía, cree a dos seres vivos de la lluvia y del viento a la cual les di el nombre de "humanos". A estos dos seres les di características diferentes al de los animales. Ellos podían caminar como los dioses, en dos pies. Hablaban la misma lengua que los dioses, pero ellos no podían entender el de los animales. Nosotros los dioses amamos a estos dos seres, y ellos a nosotros, y el mundo estaba en harmonía.

Pero los dos seres eran tan inteligentes como nosotros, y un día decidieron tratar de alzarse en contra de mí. Con armas fabricadas de la tierra y del agua se alzaron los dos humanos, matando a los animales, e hiriendo a El Original. Para poder para a los dos, les quite la memoria, esparciéndola en el futuro y por toda la tierra, y los mande para que vivieran con los animales. Los humanos, ahora ignorantes, pro-crearon entre sí, una raza la cual sería el intermedio entre el mundo de los dioses y el mundo de los animales. Cuando los seres humanos regresaron al mundo de los animales, les di dos herramientas con que trabajar. Una fue el fuego, otra de las magias increíbles del Sol, y la Semilla. Esta Semilla, al ser puesta debajo de la tierra, y con la felicidad de los humanos, pudieron crecer, creando inmensos troncos con hojas de un verde oscuro. Los árboles, las plantas y las flores le sirvieron al hombre como hogar, medicina y comida, para sobrevivir los primeros años.

Al pasar de los siglos, como un regalo para los humanos por ser tan fieles, llegue al mundo de los animales de forma humana. Les enseñe como usar el "Fuego", un regalo del dios Sol, y darle pistas para que pudieran avanzar como una civilización. Al terminar eso, desaparecí del mundo de los animales, y regrese al mundo de los dioses, dejando mi poder sobre ellos como una prueba, para ver si sobrevivirían sin mi o si todo se derrumbaría. Si podían vivir sin la guía de un dios, los dejaría ser. Pero si se derrumbaría la raza humana, la raza ignorante, entonces empezaría desde cero. Pero increíblemente, los humanos sobrevivieron, y siguiendo mi trato, los he dejado ser, observando el mundo desde una de las montañas más altas del planeta, esperando el día que me necesiten otra vez.

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